
Los Bonvivant celebramos nuestro segundo aniversario de vida en Internet con una escapada a uno de nuestros lugares favoritos: Lisboa. Allí, como no podía ser de otra manera, además de ir a los sitios que ya conocemos y a los cuales volvemos con frecuencia, nos dedicamos a nuevos descubrimientos gastronómicos, que por supuesto compartimos con nuestros lectores para animarlos a ir, si es que nunca han ido a la capital portuguesa, o a reencontrarla a quienes ya hayan estado.
Comenzaremos por decir que nuestra recomendación para alojarse es la parte antigua de la ciudad, especialmente los barrios de Baixa, Chiado o Bairro Alto. La Alfama, con su Castelo de São Jorge y sus cuestas empinadas por donde bajan los tranvías, es muy pintoresca y en los últimos años se ha llenado de turistas, pero por eso mismo está un poco masificada.
No obstante, en La Alfama encontramos un sitio nuevo, de ambiente muy moderno pero relajado y, sobre todo, muy económico: Alfam’art. Este local recién abierto al público (1 de marzo de 2013), que funciona como restaurante, galería y café-bar, está situado en la calle Cais de Santarém, 30, a unos pasos de la Casa dos Bicos, que ahora acoge la Fundación José Saramago. En el Alfam’art tienen menú del día desde 4,50€, además de una buena selección de vinos portugueses, cervezas (cañas a 1€) y ginja (0,80€ la copa). Además de café Delta Gold, uno de los favoritos de don Bonvivant. Pero no todo es comida y bebida en Alfam’art, también hacen exposiciones de foto o ilustración, y llevan grupos de música en directo. Antes de viajar, pueden ver sus novedades en su página de Facebook.

Muy cerca de allí, en la calle Bacalhoeiros, encontrarán un par de tiendas de enlatados y productos portugueses: la Conserveira de Lisboa (Bacalhoeiros, 34) y Silva & Feijó (Bacalhoeiros, 117, en la acera de enfrente), que tienen latas de sardinas, patés de pescado, atún y muchas cosas más. Ya sólo por visitar estos negocios vale la pena la escapada hasta la calle Bacalhoeiros. La Conserveira de Lisboa existe más o menos como está ahora desde hace más de 80 años, y las etiquetas y los empaques de los productos han cambiado muy poco en décadas, mientras que Silva & Feijó nació en 2006 en lo que era una cordelería.
Internándose más en la Alfama hay un mercadillo al aire libre, la Feira da Ladra, que se pone martes y domingos. Esos u otros días se puede visitar también el nuevo Centro das Artes Culinárias, ubicado en lo que era el Mercado de Santa Clara. Allí se puede disfrutar de la exposición de casi cuatro mil objetos relacionados con la cocina, pero también se pueden comprar ingredientes y especias típicos portugueses o asistir a talleres de cocina local en sus modernas y amplias instalaciones, además de asistir a películas, conferencias y lanzamiento de productos, entre muchas otras actividades. Este espacio también es punto de encuentro entre productores agrícolas y consumidores que evitan los intermediarios, y los martes por la tarde se puede comprar desde una pieza hasta la cesta preparada por los productores (nos explicaron que unos 12 kilos de verdura y fruta salen por 10 euros), para la cual hay que apuntarse con antelación.

Sólo por razones de espacio, mencionaremos un último sitio que merece la pena conocer, pero la verdad es que Los Bonvivant haríamos una guía entera de una de nuestras ciudades favoritas. Para acabar diremos que uno no puede irse de Lisboa sin haber pasado por el histórico A Ginjinha. Se trata de un local casi a pie de calle en el que sólo hay espacio en la barra para apurar de un trago el chupito de ginjinha (licor de cerezas, 1,10€ o 1,50€ según tamaño). Esta bebida es típica de esta ciudad y hay varias marcas, pero la original es la que se expende aquí (Largo de São Domingos), al lado de la hermosa y recién restaurada estación de trenes de Rossio. Esta bebida fue inventada en 1840 por el gallego Francisco Espinheira y el minúsculo local es un viaje en el tiempo, con los tanques de mármol goteando detrás del mostrador y sus escaparates antiguos.
Basta decir que Portugal es uno de los países de Europa donde mejor se come por tan poco dinero. Sorteando los lugares muy céntricos con precios abusivos para turistas incautos, en Lisboa todavía se puede comer unos buenos, jugosos y abundantes bifinhos de ternera con ensalada y patatas fritas, o pescado fresco a la brasa, por menos de cinco euros. El truco es caminar por allí y perderse entre callejuelas, además de desconfiar de los lugares que ya anuncien el menú en inglés. ¡Que aproveche!
muchas gracias 🙂
Al contrario, gracias a vosotros. Por cierto, nos encantan tus fotos.